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Merceditas Valdés

Merceditas Valdés

Biografía

Merceditas Valdés nació en el barrio habanero de Cayo Hueso, en la populosa calle Neptuno, el día 14 de octubre de 1928.

A la edad de 12 años se inscribió, sin el consentimiento de sus padres, para concursar en ?La Corte Suprema del Arte? (programa que dio a conocer y lanzó a la fama a muchos intérpretes que a través de él, se convirtieron en verdaderas luminarias de la música cubana) y cantó dos piezas: ?Babalú?, tema popularizado por Miguelito Valdés y ?La negra Mercé?, de Ernesto Lecuona; en esa ocasión y todas las veces que se presentó en lo sucesivo, resultó premiada.

Su carrera se inicia cantando rezos de la religión yoruba en anfiteatros y emisoras radiales y son antológicas sus intervenciones en programas musicales de Radio Cadena Suaritos, en los que participaba una orquesta cuya dirección estaba a cargo de Obdulio Morales - compositor, arreglista y precursor de la difusión de la música litúrgica de origen afrocubano- y un conjunto de tambores batá , encabezado por Trinidad Torregrosa, con Merceditas como solista principal. Por vez primera se escucharon los tambores batá en la radio, fuera de los templos, e incluso la gente de pueblo iba hasta la emisora con el único propósito de saludar a Merceditas a su salida del programa.

Habiendo recorrido un camino como cantante de música popular se produce un hecho que sería decisivo en la vida de la artista: su encuentro con el etnólogo cubano Don Fernando Ortiz (La Habana, 1881-1969). El gran maestro le propone que trabajen juntos, le explica el alcance de sus investigaciones y la elige para ilustrar sus conferencias acerca de la influencia de la música africana en Cuba. De este modo se inicia su proceso de especialización como cantante principal en las ceremonias religiosas de la santería. Acerca de su relación con Ortiz, Merceditas expresó: ?Una de las experiencias más hermosas y enriquecedoras de mi vida, la tuve al convertirme en la única cantante que trabajó para Don Fernando en sus conferencias. Con el tiempo y la amistad me nombró su pequeña Aché, pues decía que le traía buena suerte?.

Es importante referir que en Merceditas Valdés se conjugaron armoniosa y excelentemente dos cualidades como el canto y el baile, en un estilo muy personal y con un rigor absoluto para no tergiversar ni desvirtuar las esencias del canto y del movimiento escénico.

A finales de la década del 40 realiza grabaciones de música ritual para la compañía Victor y en la del 50 registra su voz para la Panart.

Esta última década fue prodigiosa para su vida artística: realiza intensas giras como parte de importantes producciones del renombrado cabaret Tropicana y se presenta en Venezuela, París y Suramérica. En el Carnegie Hall, de Nueva York, ofrece el primer concierto de música afrocubana, con una orquesta de 80 profesores dirigida por Gilberto Valdés, y fue tal el suceso que fueron contratados, junto a Tito Puente, para realizar una gira por Estados de la Unión que se extendió hasta Canadá. También cantó en el Teatro Apolo de Nueva York.

Cuando se introduce la televisión en Cuba, llevó a la pantalla los ritmos afrocubanos y tuvo la oportunidad de trabajar junto a Ernesto Lecuona en el programa Serenata Cubana. Inauguró el espectáculo del famoso Hotel Riviera, y se mantuvo por largo tiempo en Tropicana.

Durante los años subsiguientes continúa trabajando de manera incansable, presentándose frecuentemente en radio y televisión, ofreciendo conciertos en su país y fuera de él, y engrosando su valiosa producción fonográfica.

Realizó un importante trabajo de rescate y difusión de la música afro junto a los grupos ?Yoruba Andabo?, ?Oru? (de Sergio Vitier) y ?Los amigos?, este último dirigido por Guillermo Barreto, su compañero en la vida.

Recordada en su país como una mujer de sencillez admirable, Merceditas Valdés hoy figura en los catálogos y publicaciones entre los grandes artistas del mundo, y su nombre tiene un alto significado en la cultura cubana, pues fue capaz de rescatar para el patrimonio musical, con su voz extraordinaria, pregones, rezos, canciones de cuna, boleros e innumerables piezas antológicas. Entre sus aportes fundamentales trasciende el hecho de haber acercado a su pueblo a la música cubana de raíces africanas.