La Ciudad de Trinidad, ubicada en la provincia de Sancti Spíritus, al centro-sur de Cuba fue una de las siete primeras villas fundadas en la Isla, en el año 1514, por el conquistador Diego Velásquez, y con el devenir del tiempo se transformó en un lugar de trascendencia económica y cultural para el país. Su esencia misma radica en la cercanía del mar y la montaña.
Esta ciudad, conserva el estilo colonial como pocas, con sus estrechas calles adoquinadas y sus casas de tejados rojos con balaustres de madera y enrejados. Sitios como La Plaza Mayor, edificada en el siglo XVI, el Palacio de Brunet, actualmente Museo Romántico, la Iglesia de la Santísima Trinidad y el puente de Yayabo -de estilo medieval- dan fe de esta afirmación, mientras que el conocido Valle de los Ingenios, constituye una enorme reserva natural y arqueológica, donde se hayan restos de las fábricas, maquinarias y objetos utilitarios que evidencian el auge de la industria de la caña de azúcar en el siglo XVII. Estos y muchos otros atributos llevan a considerarla como la Ciudad Museo de Cuba
La Ciudad de Trinidad fue nombrada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1988 y es conservada cual joya colonial, arquitectónica y cultural.
Trinidad ha sido históricamente cuna de artistas de las más diversas manifestaciones, en ella destacan tanto su artesanía como el trabajo con la arcilla, el barro y la lencería, además de arraigados ritmos afrocubanos y trovadorescos que pueden escucharse casi constantemente al transitar por la ciudad.
Una de las más importantes instalaciones culturales de Trinidad es la Casa de La Música (EGREM). En sus salas se recorre la tradición musical trinitaria, desde las famosas agrupaciones músico danzarias populares de ascendencia africana, hasta las llamadas “bungas” (orquestas que producían música para bailar danzón) y los grupos de parrandas.
También encanta al visitante La Casa de la Trova de Trinidad, institución fundada en la década de los años 70. A los atractivos propios del inmueble, se suma la posibilidad de disfrutar de presentaciones en vivo y de adquirir el CD que lleva el nombre de la propia Casa. Su productor musical, el poeta y trovador Lázaro García, resume las vivencias trinitarias del modo siguiente:
“Tiene Trinidad una magia especial que trasciende el tiempo. Cada piedra de sus calles son pasos evocadores que descubren más de un beso de luna en serenata.
Amén de otras historias que enriquecen el alma de una ciudad guardada para la sed de todos, Trinidad nos regala su entorno de guitarra, su canto de paisaje y un abrazo de tejas para aplaudir el alba.
Su Casa de la Trova alberga la alegría de una bohemia romántica y festiva. Acuden a su cita esos empedernidos enamorados que continúan regalando rosas y poemas en la ingenuidad criolla del que cura y se cura con el canto”.